GENTE INSUMERGIBLE: MANUEL AMAT, UN INMEJORABLE EJEMPLO DE CÓMO MANTENERSE A FLOTE ANTE LAS ADVERSIDADES

Corría la década de 1980 cuando Manuel Amat participaba en el Campeonato de España de piragüismo en aguas bravas. Era el único que lo hacía con una diversidad funcional, pero carecer de extremidades inferiores nunca le impidió poner las cosas difíciles a sus rivales. Eso sí, como él mismo reconoce, “haber quedado último no me hubiera importado, teniendo en cuenta la diversión que siempre me ha proporcionado la competición”.

Por si fuera poco, posteriormente se pasó a la vela, disciplina en la que intervino en el Campeonato del Mundo de Barcelona de 1992, en el de Boston un año después y en los Europeos de Groningen de esa misma temporada. Una etapa que compaginó con el esquí alpino, siendo la primera persona de nuestro país en la categoría sentado e interviniendo en certámenes a nivel nacional e internacional. Entre los mismos, se incluyen eventos tan relevantes como las Paraolimpiadas de Albetville y Lillehammer, acontecidas en 1992 y 1994 respectivamente.

Un duro regreso a la competición tras 20 años de inactividad

No mucho tiempo después, su impresionante trayectoria deportiva llegó a su fin para dar paso a 20 años de vida sedentaria. Hasta que un buen día, paseando por la Barceloneta, un centro de formación de SUP y otras actividades acuáticas llamó su atención. Empezó a dar clases y, con el transcurso de los meses, recuperó la ilusión de competir contra los mejores. Solo había un problema: a sus casi 60 años, ¿sería posible volver a tratar de tú a tú a sus contendientes?

Mientras la mayoría de los mortales vería ante sí un obstáculo insalvable, la gente insumergible como él tan solo aprecia una oportunidad para demostrar de lo que es capaz. Por eso, en lugar de hundirse frente al desafío, permaneció a flote hasta verse, junto a su propia entrenadora, disputando una SUP Race en septiembre de 2019, a la que pronto siguió una Gla Gla Race en la comuna francesa de Talloires.

“Es muy importante confiar en uno mismo y, para ello, valores como la constancia, el esfuerzo, el sacrificio y la paciencia son importantes”, nos confiesa durante una entrevista reciente. “En buena parte, la práctica deportiva los aporta y los fortalece”. Por eso mismo, nos anima a “ser generosos con nosotros mismos y a recordar que, por muy mal que vayan las cosas, siempre hay una solución, aunque esta implique adaptarnos a una nueva realidad”.

Gente insumergible y AWA Sunglasses, un flechazo inevitable

A lo largo de su nueva experiencia, el camino de Manuel Amat y el de AWA Sunglasses se cruzaron. Y, como no podía ser de otra forma, surgió la atracción. “Me gustó el diseño y ergonomía de los diferentes modelos”, argumenta durante nuestra conversación. “Y, sobre todo, la originalidad de que fueran unas gafas que flotan”.

Según percibe en su día a día, se trata de una característica que “te da confianza y seguridad. Con la actividad deportiva y de ocio es posible que alguna vez las gafas se caigan al agua. Antes tenías que tirarte enseguida para que no se hundieran y perderlas irremediablemente”. Sin embargo, añade, “ahora puedes estar tranquilo, pues las Awa Sunglasses tienen un diseño adaptable a la cara que hace más difícil que se caigan”. Incluso si eso ocurriera, “es fácil recuperarlas, dado que se mantienen en la superficie”.

Además, la polarización de las lentes, ayuda a “proteger los ojos de la radiación solar, lo que reduce la fatiga visual” y le ayuda a centrarse al 100% en los entrenamientos y las carreras. Y, dejando a un lado la tranquilidad que aportan tales hechos a nivel individual, la flotabilidad de todos los modelos contribuye a mantener más limpios nuestros mares y océanos. Impidiendo, como él mismo nos recuerda, que se depositen tantos residuos en sus fondos.

Un último desafío por superar

La parte final de nuestra charla nos reveló, por desgracia, un nuevo obstáculo para sus continuas aspiraciones. Tal y como nos reconoce, se encuentra en el momento más duro de su trayectoria deportiva debido a una doble lesión en los manguitos rotadores de los hombros. A causa de la misma, no ha podido tomar la salida en la SUP11 City Tour, una carrera de 220 kilómetros que, durante cinco días, surca los canales de Friesland, en los Países Bajos. “Habría sido mi segunda participación”, puntualiza.

Sin embargo, como podíais esperar, no se trata de un adiós, sino únicamente de un hasta luego. Porque este ilustre miembro de nuestro club de gente insumergible no se rinde. “Ahora toca tener paciencia y seguir el tratamiento de fisioterapia prescrito”. Un anuncio tranquilizador que pronostica un pronto regreso para el que, desde aquí, le deseamos todos los éxitos posibles. ¡Estamos contigo, Manuel!