DIEZ SITUACIONES EN LAS QUE TE SERÍA MUY ÚTIL TENER UNAS GAFAS DE SOL QUE FLOTAN

Si te pasas más horas en el agua que la Sirenita, has visto Tiburón un millón de veces y crees firmemente que en algún momento van a salirte branquias, es que estás hecho para la vida acuática. En el mar todo es paz, tranquilidad, descanso; o todo lo contrario, deporte, adrenalina y diversión. En el agua puedes ser y hacer lo que tú quieras. Por eso te encanta estar en remojo, y no pisas la tierra hasta que tienes la piel tan arrugada como tus camisas antes de salir el sábado por la noche.
Así que has decidido hacer del lema unsikable life tu estilo de vida, porque tú, ¡siempre sales a flote!, con lo que no nos queda más que darte la bienvenida a nuestro club.
Pero vivir entre olas en ocasiones también tiene sus inconvenientes, pero no por el mar en sí, no. Es por culpa de ese sol, de esa relación amor-odio que todo aficionado al deporte acuático tiene con él. Qué bien cuando el sol está fuera brillando en lo alto, pero qué mal cuando brilla sobre el agua, se cuela en tus ojos y es tan molesto como la luz de una discoteca cuando ya te quieren echar de allí (no insistas, no van a darte las llaves).
Pero no te preocupes más por ello, porque en AWA pensamos en ti. ¿Qué puede haber mejor en el mundo unas gafas de sol que te protejan completamente de sus rayos, no se mojen y además floten? Dime, ¿qué?
Ya te lo digo yo: nada. Y si aún no te lo crees, hoy te presentamos 10 situaciones en las que te vendría muy bien tener unas gafas de sol que flotan: